Estamos viviendo un período muy singular en la historia de la humanidad, en el cual todos estamos involucrados, la distancia ya no es un factor determinante y nos une un planeta único, precioso, bello como es la Tierra.

Estos días de confinamiento a causa del virus que se ha ido propagando alrededor de todo el globo nos confieren más tiempo a la mayoría o un mayor espacio en nuestro fuero interno para pensar, meditar y reflexionar. En esta entrada de blog os voy a hablar de varios temas, desde una aproximación muy sencilla desde la Física hasta algunas intuiciones propias como persona buscadora que soy. Siento que algo muy grande está teniendo lugar, un proceso maravilloso, la transmutación de nuestro planeta a un nivel vibratorio superior. Este es un proceso lento, pero quizás durante los últimos años se han acelerado algunos procesos, por ejemplo, el cambio climático, que precisamente está relacionado con este incremento energético.

Cuando se habla de nivel vibracional, la primera idea que surge es cuando nos imaginamos el átomo; es como un núcleo denso conformado por protones y neutrones con una corteza de electrones alrededor. Estos electrones pueden ocupar distintos niveles energéticos, desde el nivel menos energético o estado fundamental hasta los niveles de mayor energía según las órbitas constituyentes. Gracias a un fotón o partícula de luz un electrón puede “saltar” a una órbita superior siempre y cuando la energía sea la justa y adecuada. El físico Niels Bohr nos puso en escena esta visión del átomo, en particular, para el átomo de hidrógeno. Algunos años más tarde, Erwin Schrödinger complementó este modelo afirmando que los electrones alrededor del núcleo se comportan como ondas estacionarias, relacionando con suma elegancia la longitud de onda de dichas ondas con la longitud de la órbita en cuestión. Es similar a la relación que se establece cuando hacemos vibrar una cuerda entre dos puntos fijos, creándose ondas estacionarias entre ambos. Así pues, cuando un electrón pasa a formar parte de una órbita superior se incrementa su frecuencia de vibración y por lo tanto su energía, mientras que su longitud de onda disminuye. Este proceso en la Física se llama salto cuántico, tanto si se da hacia niveles energéticos superiores como hacia niveles inferiores. Por ejemplo, cuando hablamos de la luz también podemos referirnos a diferentes niveles de vibración, cuando comparamos un fotón de luz visible con un fotón en el rango ultravioleta, invisible para nuestra visión, sabemos que este último tiene mayor energía.

¿Qué está pasando ahora en nuestro planeta?

Cada vez más está recibiendo energías más potentes, de mayor frecuencia e intensidad. Esto es debido a dos factores, por un lado, a causa de nuestro movimiento por el Cosmos, recibimos más impacto de rayos cósmicos y también de materia interestelar. Y por otro, la debilidad de nuestro campo magnético, nuestro escudo frente a las radiaciones externas está más débil, por lo tanto es más poroso hacia cualquier evento cósmico. Sabemos, por ejemplo, que la descarga electrónica por el viento solar impacta sobre la ionosfera y provoca la emisión de bellas cortinas de colores que conocemos como auroras boreales o australes. En la ionosfera dichos átomos son llevados a un nivel energético superior. Resulta ser que a causa de esta mayor incidencia energética cósmica (solar, de materia interestelar, radiaciones gamma del centro galáctico…) todo el planeta y todos los seres vivos que habitamos en él estamos sujetos a este incremento energético. Ello repercute ineludiblemente en nuestro ser a todos los niveles; nuestros átomos, moléculas, células, ADN, todo nuestro organismo está recibiendo más energía y de más alta vibración.

El viento solar es como un soplo puro de energía vital que abraza a nuestro planeta y le da vida, luz y calor. Ahora está llegando con mayor fuerza y como en todo camino de evolución nos tenemos que adaptar. Aquí quiero hacer un pequeño apunte, y es sobre el tema del cambio climático. Es un hecho constatado que sube el nivel del mar, la Antártida se deshiela a pasos gigantescos, en zonas frías aumenta la frecuencia de días de calor y de buen tiempo mientras que hay cambios notables en zonas más áridas como, por ejemplo, mayor incidencia de lluvias torrenciales. Por lo tanto, sabemos que hay en marcha un cambio de clima, como muchos se han ido sucediendo a lo largo de la historia de nuestro planeta. Hay que preguntar pues qué o qué factores son los responsables. Evidentemente y por sentido común no son solamente las emisiones antropogénicas (por mano del hombre) del CO2 las cuales han pasado a considerarse la causa principal. Sí es cierto que influyen en el cambio de clima pero hay muchísimos más factores que entran en juego, y de los cuales apenas se habla en los medios de comunicación masivos o en las campañas propagandísticas.

Hay unos ciclos cósmicos, llamados los Ciclos de Milankovic, que juegan un papel de primera mano en la sucesión de las diferentes etapas geológicas de la Tierra. El primer ciclo se refiere a la órbita de la Tierra alrededor del Sol,  en relación a la excentricidad, aproximadamente en ciclos de 100.000 años y 400.000, la excentricidad varía desde valores muy pequeños hasta valores más elevados (0,005 hasta 0, 058). Actualmente la Tierra presenta una excentricidad de 0,017, lo cual indica que tiene una órbita ligeramente elíptica (casi circular). El segundo ciclo se refiere al movimiento de inclinación del eje terrestre, que bascula aproximadamente cada 41.000 años entre 22,5 grados y 24,5 grados. Actualmente estamos en un grado de inclinación de 23,4 grados. Por ejemplo, esta inclinación es la responsable de las estaciones y determina la posición de los trópicos.

El tercer movimiento se refiere a la precesión terrestre. Este último se refiere a una especie de movimiento de peonza, gracias a la cual la dirección del eje de la Tierra va girando aproximadamente cada 25.000 años. Ahora el eje de la Tierra apunta hacia la Estrella Polaris, pero, por ejemplo, hace 11.000 años apuntaba a la estrella Vega de la constelación de Lira.

Estos movimientos son lentos, pero han tenido un papel primordial en la climática terrestre en su conjunto.  Cabe decir que, por ejemplo, el desierto del Sáhara era verde hace unos 10.000 años, y por lo tanto sí que hay que considerar factores de esta índole. Asimismo se tienen que tener en cuenta los ciclos de actividad solar que también tienen efectos sobre los eventos atmosféricos y climáticos. Y no hemos de olvidar el movimiento de nuestro planeta por el Cosmos, juntamente con toda la galaxia, por no comentar que nuestra Vía láctea está inmersa en un tipo de materia que supera 10 veces la materia que conocemos, es la llamada materia oscura o invisible. Por lo tanto, tenemos que ir con mucho cuidado al hacer afirmaciones tales como que el CO2 proveniente de las combustibles fósiles y otras emisiones contaminantes son las responsables protagonistas del cambio climático. Esto no quiere decir que no podamos empezar a utilizar de forma masiva energías más limpias, como la mareomotriz, la geotérmica o la eléctrica. De la energía eólica no soy muy partidaria por la contaminación acústica que generan y por la muerte de muchas aves,  pero en el tema de las energías renovables tampoco no quiero profundizar ahora.

El campo magnético terrestre

Pero vamos a otra cuestión; es el tema del campo magnético terrestre. El campo magnético terrestre se está debilitando muchísimo, en el Atlántico Sur existe lo que se denomina ahora la Zona Anómala Magnética del Atlántico Sur , un debilitamiento muy fuerte del campo magnético en esa zona, desde Chile hasta Zimbabwe. La debilidad del campo magnético se traduce en altos niveles de radiación, con implicaciones para la tecnología así como para la salud. Parece ser que tiene su origen en movimientos del magma interno y en el núcleo central. Además, sabemos que se está produciendo un rápido movimiento del polo magnético que corresponde a la zona geográfica norte a una media de 55 Km por año, desde Canadá en dirección a Siberia. En la siguiente imagen podemos ver este movimiento del polo:

Source: World Data Center for Geomagnetism/Kyoto Univ.

Todos estos factores anteriormente expuestos están incidiendo en el clima, en los eventos catastróficos como tsunamis, terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas etc. Y por supuesto tienen consecuencias en todo lo que representa la vida, desde los organismos más diminutos hasta los seres más complejos, incluyendo al ser humano. Las corrientes de luz cósmica (radiaciones cósmicas) que están llegando son un factor clave en el proceso de transmutación del planeta. Y si tuviera que definir con otro nombre este proceso, de forma intuitiva, lo denominaría cambio dimensional, o sea, cambio de dimensión, transición o apertura hacia otro nivel de existencia.

Universo de múltiples dimensiones

Vivimos en un universo de múltiples dimensiones, lo afirma la Teoría de las Supercuerdas dentro de las Teorías de Unificación, o por ejemplo, desde la Cosmología tenemos la Teoría de los Universos Gemelos y/o Universos Paralelos . Todavía no se han demostrado de forma experimental pero bien sabemos que CERN con unos presupuestos millonarios está fijando su mirada en la posible desaparición del gravitón (partícula transmisora de la gravedad) hacia dimensiones invisibles, por lo tanto, algunas convicciones de gran calibre deben de haber.  Si luego nos dirigimos a tradiciones de Oriente o tradiciones indígenas sabemos que tienen por asumida la existencia de dimensiones invisibles donde moran espíritus, ángeles o los propios difuntos. El tema multidimensional está muy presente desde diferentes ópticas, por ejemplo, desde la psicología transpersonal o estudio de fenómenos paranormales que no dejan de ser normales, pero cuyas leyes físicas todavía no conocemos. A nivel intuitivo, yo diría que estamos viviendo un cambio dimensional o experimentando otra línea de evolución. La Tierra y sus habitantes están pasando por un cambio de vibración global, proceso también denominado de ascensión por algunos medios. Probablemente estamos siendo ayudados por seres de alta vibración, seres de amor incondicional, de una gran paz y armonía y que nos asisten en este proceso tan importante de transmutación planetaria.

Muchas estructuras que rigen la sociedad actual habrán de adaptarse o desaparecer.  Cada uno de nosotros estamos pasando por un proceso de iniciación, yo diría como un proceso alquímico. Esto lo quería conectar brevemente con lo que estamos viviendo estos días de confinamiento. Está en marcha un proceso de adaptación a estos nuevos niveles energéticos. El hecho de quedarnos en casa, de tener más tiempo da lugar a una mayor introspección, de afrontarnos con aquello que debemos solucionar o simplemente de recapacitar sobre lo esencial en nuestras vidas y a qué le podamos dar más o menos importancia. Incluso emprender nuevas vías, nuevos caminos y establecer otras prioridades. Recapacitar sobre los valores humanos, sobre la justicia en el mundo o sobre las estructuras de poder que “esclavizan” (en el sentido de que hay cada vez más restricción de libertades) y manipulan. El tema del virus conllevará un aumento de control, de seguimiento y de restricción de libertades (como, por ejemplo, el seguimiento de geolocalización de los móviles particulares y otro tipo de redes de vigilancia impensables para la mayoría), independientemente si fue un virus de una índole u otra, creado con intención o no. Están pasando hechos que algunos como el famoso lingüista, activista y analista político, Noam Chomsky, ya predijeron en relación con las técnicas de manipulación de masas, como, por ejemplo, la creación de problemas y luego ofrecer soluciones, o mantenernos en la ignorancia y la mediocridad (ver Las diez estrategias de manipulación mediática de Sylvain Timsit). Resumiendo, y sin detenerme mucho en este tema y respecto a lo que está sucediendo este período (marzo-abril 2020), me deja qué pensar la supresión progresiva por parte de los buscadores de Internet de fuentes de información alternativas respecto al virus (no oficiales o de las mass-media) y el hecho de que la población acepte medidas extraordinarias que restringe su libertad por el “bien común” entre otros. Es de sentido común entrever que detrás de todo lo que está pasando hay una red invisible de manipulación a gran escala.

Pero sabemos que enfocando la atención hacia estos hechos no muy agradables inevitablemente bajan nuestro estado de ánimo y nuestro nivel energético, y prefiero  centrarme en las cosas bellas y hermosas del mundo y de nuestra existencia.  Hay que cuidarnos a todos los niveles, amar nuestro cuerpo, darle las gracias, cuidar nuestras emociones y pensamientos. Hay que conectar con nuestro poder interior, la chispa que llevamos todos dentro que nos conduce a realizar las obras más inauditas y conquistar aquello que nos conduce hacia la realización superior de nuestro ser.

Hemos de volver a mirar las estrellas, a contemplar una hermosa puesta de Sol, a pasear por lugares bonitos y llenarnos de energía vital, hacer cosas que nos gustan, bailar, cantar, observar el vuelo de los pájaros y sobre todo honrar nuestro Espíritu que todos llevamos dentro. Somos seres divinos, no lo olvidemos. Llevamos dentro de cada uno de nosotros un enorme potencial, un enorme poder con el cual tenemos que volver a conectar, desde la fe y la confianza en nosotros mismos. Conectar con el Núcleo de la Tierra, de donde surge una enorme fuente de poder magnética. Dar gracias por este legado tan bonito y único.

Todo lo que está sucediendo me conduce a realizar la analogía a un nivel muy metafórico con un haz de luz blanca cuando atraviesa un prisma. En la luz blanca coexisten todos los colores, por lo tanto todas las frecuencias vibratorias, que coexisten en el mismo espacio, pero al atravesar el prisma, estas frecuencias se separan en los siete bellos colores del Arco Iris, por lo tanto se separan las distintas energías o frecuencias.

Me pregunto, ¿podría pasar algo similar en nuestro planeta? Actualmente existen, simplificando mucho, dos energías muy polarizadas, unas energías que viven en y del conflicto generando miedo y sumisión, y otras que vibran en el amor y en el cambio positivo. Ambos mundos o realidades coexisten. Pero, podría suceder que a atravesar nuestro planeta un medio interestelar de alta frecuencia o simplemente al participar de un medio energético diferente, ambas realidades se separaran, o en dos lugares físicos diferentes o volviéndose una invisible para la otra de forma similar a cómo se relata de forma fantástica en el libro de Las Nueve Revelaciones. Es un ejemplo muy sencillo pero creo muy didáctico para entender el cambio dimensional.

En una dimensión de nivel energético superior, la materia evoluciona en un estado de densidad diferente, más etérea, donde todavía existen formas pero más luminosas y vibrantes. Según el libro de las Nueve Revelaciones muchas personas este tercer milenio formarán grupos y juntos llegarán a estos niveles de vibración, pasando a otra dimensión, de luz y de amor, de paz y armonía, volviéndose invisibles a la realidad actual o realidad de consenso. En cómo puede ser esta dimensión exactamente no lo sabemos o quizás algunos lo intuyen, pero me gusta imaginarme ahí brillando cada uno de nosotros como un verdadero Sol.

Ahora mismo es imperativo construir entre todos una red de luz por todo el planeta que ayudará a que la transición no sea traumática, sino maravillosa. Es esencial unirnos, crear comunidades, grupos de meditación, de oración, de trabajo para la conciencia, cooperativas de propuestas ecológicas, redes de protección de animales y plantas, nuevas propuestas económicas… La intención es muy poderosa y el amor es la máxima fuerza de cohesión que impera, por siempre. Así nos lo transmitió el ser tan maravilloso que encarnó en este planeta hace 2020 años, llamado Jeshúa o Jesús, por Él una bendición y un abrazo etérico.

© Teresa Versyp, 15 de abril 2020

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