El pasado viernes, 26 de noviembre de 2010, tuve el placer se asistir como ponente especialista en Física Cuántica a la I Jornada de Terapia Integrativa, la Medicina del siglo XXI, en la Universidad de Vic (Barcelona). Asistieron un centenar de personas, entre profesionales del ámbito de la salud, estudiantes y otras personas interesadas en el tema.
Mi sensación es de admiración y de compromiso ante esta iniciativa por parte de dicha universidad y que partió de personas vinculadas al tema:
- Laura Vila, enfermera y coordinadora del Sistema de Salud de Osona
- Anna Rovira, profesora de la universidad de Vic
- Jesús Vera, médico del Servicio de Urgencias del Consorci Hospitalari de Vic
- Andrea Corominas, anestesióloga del Consorci
Entre otras muchas que ofrecieron sus aportaciones en dicha Jornada. Agradezco sinceramente a todas ellas este magnífico compartir.
«No tiene sentido hablar de una medicina convencional y de medicina integrativa; es que en realidad sólo hay una: la medicina que cura»
Algunas reflexiones
Me encantó una frase que surgió repetidas veces durante las ponencias: «No tiene sentido hablar de una medicina convencional y de medicina integrativa; es que en realidad sólo hay una: la medicina que cura». A lo largo de las exposiciones por parte de diferentes médicos (Rafael Cobos, Imma Nogués, Pere Ródenas, Gianni Lucchetti, Mª Carme Martínez, Pep Ortí) se hace evidente la imperante búsqueda de una visión holística e integradora para poder atender los problemas de salud de las personas.
Dicha visión holística se basa en el paradigma cuántico, según el cual el ser humano no es sólo una «biomáquina», sino un ser energético, donde los pensamientos, los sentimientos, las emociones, sus anhelos y miedos, sus objetivos, etc… son factores a tener en cuenta en el proceso de sanación y son tan importantes como los resultados de un análisis, una biopsia o una exploración por resonancia magnética, por ejemplo. Si bien las aportaciones por parte de la medicina alopática en el avance tecnológico, en el diagnóstico y tratamiento, en la farmacología y cirurgía son inestimables; la medicina integrativa añadiría tratamientos mucho más inocuos para la salud del ser humano, en forma de diferentes frecuencias de energía para restablecer el equilibrio. Además se englobarían otros campos relacionados directamente con nuestro bienestar y salud, tales como la dietética y nutrición, la práctica de hábitos saludables tanto físicos, como mentales, emocionales o espirituales, la psicología, la geobiología, las ciencias del medio ambiente,…
Algunos ejemplos
Asimismo surge la necesidad de incorporar en el sistema sanitario actual oficial las aportaciones de las múltiples terapias holísticas. Por ejemplo, en Andalucía, existen ciertos hospitalarios que trabajan con acupuntura para aliviar el dolor, como practican en el Hospital «Virgen del Rocío» de Sevilla. No podemos cerrar los ojos a una realidad que está ahí: que somos seres formados por campos energéticos cuánticos interrelacionados, que cualquier forma de energía, sea electromagnética (por ej., una microonda) o sutil (por ej., una emoción agradable), interactúa con nuestro organismo o que hay una exigencia creciente por parte de muchos pacientes de ser tratados con una medicina más inocua.
Soy optimista y espero que en poco tiempo en las consultas médicas haya una atención más personalizada. No sólo tratando la enfermedad, sino la persona. Que hayan cada vez más profesionales que puedan recetar, por ejemplo, un remedio homeopático, una esencia floral o una buena conversación sobre qué le está sucediendo a la persona en un momento determinado de su vida.
Aún resuena una frase dentro de mí, que se pronunció en un momento dado:
«La enfermedad es señal de que hemos de cambiar algo en nuestra vida»
Gracias,
Teresa Versyp