El Universo surgió hace 13.800 millones de años cuando una gran explosión conocida como Big Bang marcó el inicio de una expansión ultrarápida. Alan Guth propuso en 1980 una hipótesis para esta expansión exponencial, la inflación cósmica, que con este descubrimiento recibe una fuerte demostración empírica. El pasado 17 de marzo despúes de 3 años de comprobaciones de la información proporcionada por el telescopio Bicep-2 situado al polo Sur, el equipo estadounidense comunicó que habían logrado captar el eco de aquel proceso.
El experimento además de confirmar la existencia de las ondas gravitacionales, deformaciones del espacio-tiempo previstas por Einstein, es la evidencia más fuerte de la inflación cósmica. Los resultados analizados por el equipo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian estaban orientados desde 2006, a determinar el modo B de la polarización de la radiación que las ondas dejaron en el primer instante.
Esta verificación del origen del rastro que ha marcado la radiación cósmica de fondo y que marca un hito en la cosmología según Nature, ha sido posible gracias a las observaciones del telescopio de microondas de alta tecnología (el sistema detector funciona a 0.45 grados por encima del cero absoluto) Bicep-2, situado en la base Amundsen-Scott (polo Sur).
¿Y por qué es tan importante este descubrimiento?
Los resultados verifican la teoría de la inflación y además apuntan a una conexión entre la mecánica cuántica y la gravedad, es decir, al origen cuántico de la gravedad.
Fuente: News.discovery.com/space, Scientific American